Cannabis: nuevas perspectivas de una planta milenaria

21 de enero de 2021

El cannabis es una de las plantas más antiguas cultivadas por la humanidad. Desde la antigüedad esta planta ha sido utilizada para la obtención de fibra, aceite de sus semillas, y como planta medicinal. A pesar de su gran utilidad, la mayoría de las veces se la reconoce solamente por su uso como droga recreativa. Por desgracia, su historia y la mayoría de sus aplicaciones permanecen aun siendo desconocidos para una gran parte de la sociedad. 

Debido a la presencia de algunos principios activos con efecto psicoactivo, como el tetrahidrocannabinol (THC), el cultivo y consumo de cannabis fue prohibido a inicios del siglo XX. Aquellos productores de cáñamo que quisieron seguir cultivando cannabis para la obtención de fibra o semilla. Tuvieron que adaptarse a una nueva normativa. Bajo esta nueva ley solamente se podían cultivar variedades de Cannabis con una concentración de THC inferior al 0,2% en las inflorescencias femeninas. Por eso a día de hoy se diferencia entre marihuana y cáñamo. La marihuana se caracteriza por tener un alto contenido en THC y ser usada mayoritariamente como droga recreativa. Mientras el cáñamo presenta bajas concentraciones de THC y usada a nivel industrial para la producción de semilla y fibra.

Aunque debido a la gran influencia del ser humano resulta cada vez más difícil clasificar esta planta a nivel botánico. Podemos decir que el género Cannabis agrupa tres especies, cannabis sativa, la más conocida, cannabis indica y cannabis ruderalis.

Hoja de Cannabis sativa

Cuando se habla de los principios activos del cannabis se suele pensar únicamente en dos cannabinoides, el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). Sin embargo, la química del cannabis es mucho más compleja, y a día de hoy se conocen más de 540 fitoquímicos presentes en esta planta. De ellos, más de 110 son cannabinoides, compuestos químicos de la familia de los terpenofenoles que son los principales responsables de sus propiedades medicinales. Además de cannabinoides, también podemos destacar la presencia de terpenos, responsables de su olor característico, y compuestos fenólicos.

En los últimos años se ha observado que el efecto farmacológico presente en una planta no es consecuencia de un solo principio activo, sino de la actuación sinérgica de todos sus componentes. En el cannabis se han encontrado diferentes interacciones entre sus metabolitos que pueden ser interesantes desde un punto de vista farmacológico. Se sabe que la presencia del CBD reduce los efectos psicoactivos y adversos del THC. Se ha observado también que los terpenos son capaces de aumentar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica modificando la farmacocinética de los cannabinoides. También son capaces de aumentar la afinidad del THC por los receptores CB1. Por otra parte, es probable que algunos flavonoides modulen la farmacocinética del THC. Estos parecen ser capaces de inhibir una proteína hepática responsable de la metabolización de estos compuestos. Otros como las cannflavinas han demostrado presentar actividad antiinflamatoria. 

La búsqueda de receptores que interaccionaran con los cannabinoides llevó al descubrimiento del sistema endocannabinoide. Un sistema de comunicación intercelular cuyos receptores interaccionan con los principios activos del cannabis. Este sistema lo compartimos todos los mamíferos, y está formado por un grupo de receptores y por sustancias cannabinoides endógenas que fabrica nuestro propio cuerpo.

En los últimos años el sistema endocannabinoide ha sido de gran interés para la comunidad científica ya que se sabe que está involucrado en varios procesos neuronales como la plasticidad cerebral, el aprendizaje, la memoria, la nocirecepción, la inflamación, la regulación del apetito, el metabolismo, el equilibrio energético, la regulación del estrés, las emociones y la adicción. En un principio se pensó que sus funciones eran fundamentalmente a nivel neuronal, pero hoy en día se sabe que también está involucrado en procesos a nivel inmunológico y cardiovascular, entre otros. Esta implicación tan extensa en diversos procesos vitales convierte a los fitocannabinoides en sustancias con grandes potencialidades como fármacos.

Sistema endocannabinoide
Sistema endocannabinoide y localizaciones de sus principales receptores, CB1 y CB2.

Los dos receptores más conocidos de este sistema son el CB1, que se encuentra mayoritariamente en el sistema nervioso y es el responsable de los efectos psicoactivos y neuronales, y el CB2 que se encuentra fundamentalmente en los nodos linfáticos y está estrechamente relacionado con el sistema inmune. Pero también existen otros receptores que en los últimos años han ganado relevancia, como el TPRV1 que es un canal catiónico implicado en el dolor inflamatorio y por temperaturas, y el GPR55 que se encuentra en el sistema nervioso, huesos y sistema digestivo. Este último parece estar relacionado con las con el desarrollo del cáncer, enfermedades digestivas y metabólicas.

Algunos fitocannabinoides interesantes desde el punto de vista farmacológico:

THC y CBD los dos cannabinoides más conocidos del cannabis
Estructura química del THC y el CBD: los dos principios activos más conocidos del Cannabis.

El tetrahidrocannabinol (THC) es el principal componente psicoactivo del cannabis, sus efectos se deben fundamentalmente a su actividad como agonista parcial de los receptores CB1 y CB2. Presenta un efecto analgésico leve o moderado, y el efecto psicotrópico puede tratar el dolor al alterar la liberación de transmisores en el ganglio espinal de la médula espinal y en la sustancia gris. Tiene también propiedades antieméticas. Algunos estudios apuntan a sus propiedades antitumorales

El cannabidiol (CBD) no es psicoactivo, y se considera que tiene un alcance más amplio para aplicaciones médicas. Se ha usado para aliviar la ansiedad, náusea, inflamación, convulsiones y para inhibir el crecimiento de células cancerígenas. Recientemente se ha descubierto que el CBD funciona como antagonista del receptor GPR55, lo cual podría ser la explicación a las propiedades antiepilépticas y anticancerígenas, ya que es probable que le GPR55 tenga también algo que ver con la propagación del cáncer.

THCV y CBG
Otros cannabinoides interesantes desde un punto de vista farmacológico.

La tetrahidrocannabivarina (THCV) es un cannabinoide con una estructura química muy parecida al THC que a bajas concentraciones funciona como antagonista parcial del receptor CB1. Este cannabinoide está comenzando a ganar protagonismo debido a su potencial farmacológico. Aunque los estudios son aún preliminares, se cree que el THCV puede ayudar en la supresión del apetito, la reducción de la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático.

El Cannabigerol (CBG) es un cannabinoide no psicoactivo, es el precursor químico del THC y el CBD, por lo que a menudo es conocido como, “la célula madre del cannabis”. Se suele encontrar en concentraciones inferiores al 1%, y por eso mismo no es tan conocido. Algunos estudios sugieren su uso como antiinflamatorio, en el tratamiento del cáncer de colon y como antibiótico contra bacterias resistentes.

Por todo esto, a día de hoy sabemos se trata de una planta con una mayor potencialidad a nivel medicinal de lo que se pensó en un inicio, y que el estudio de su fitoquímica puede ser de gran interés en el desarrollo de fármacos para diferentes enfermedades. Ya que sus compuestos, los cannabinoides, interaccionan con todo un sistema endógeno involucrado en diversas funciones de gran importancia para nuestro organismo. Es decir, el cannabis es mucho más que una droga recreativa, es una planta cultivada desde la antigüedad con numerosas aplicaciones, y un gran potencial como planta medicinal.

Fuentes consultadas:

Evidencia genética de especiación en Cannabis (Cannabaceae)

Diversidad genética a gran escala del cannabis para aplicaciones forenses

Cannabinoides vegetales no psicotrópicos: nuevas oportunidades terapéuticas de una hierba milenaria

El cannabis, una planta compleja: diferentes compuestos y diferentes efectos en los individuos

Apuntando al sistema endocannabinoide: futuras estrategias terapéuticas

GPR55: ¿un nuevo objetivo prometedor para el metabolismo?

¿Son el cannabidiol y la Δ(9) -tetrahidrocannabivarina moduladores negativos del sistema endocannabinoide? Una revisión sistemática

Fitoquímica de Cannabis sativa L

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